Leandro Matías, un joven peluquero brasileño, decidió cambiar no sólo la apariencia sino también la vida de las personas sin hogar.
Este noble proyecto sin ánimo de lucro pretende ofrecer una nueva oportunidad a quienes más lo necesitan.
En su salón, Leandro acoge de forma gratuita a personas en situación de calle, ofreciéndoles cuidados estéticos y tratamientos de belleza.
Su objetivo es simple pero poderoso: permitirles verse a sí mismos bajo una nueva luz, recuperar su dignidad. Pero Leandro no se queda ahí. También usa sus redes sociales para recolectar ropa, zapatos, comida e incluso trabajo para las personas a las que ayuda.
Como era de esperar, su generoso trabajo se ha vuelto viral, inspirando a otros a ayudar a los menos afortunados.
Tres veces por semana, Leandro camina por las calles buscando a quienes necesitan ayuda. Estas son algunas de las historias de transformación que él hizo posibles.
la magnifica Maria
María, de 63 años, sobrevive reciclando materiales que luego cambia por dinero. Leandro no solo pidió la ayuda de sus suscriptores para apoyarla, sino que también le regaló una transformación física que la hizo irradiar belleza.
Ana Claudia: Una segunda oportunidad
La historia de Ana Claudia es particularmente conmovedora. A los 28 años, con cinco meses de embarazo y sin hogar, también lucha contra una adicción a las sustancias químicas.
Leandro le demostró, a través de un cambio de apariencia, que es una mujer valiosa y llena de potencial. También pidió ayuda para proporcionarle ropa, comida y acceso a rehabilitación.
Un cambio bien merecido
Esta joven madre trabaja duro todos los días para mantener a sus hijos, olvidándose a veces de lo hermosa que es. Leandro se lo recordó al mundo haciéndole un nuevo corte de cabello y pidiendo apoyo a sus seguidores.
La sonrisa más sincera.
María, una persona sin hogar, deambula por las calles buscando comida o medios para comprar artículos de primera necesidad. En manos de Leandro encontró no sólo eso, sino también una transformación física que iluminó su rostro con una sonrisa sincera.
Una madre valiente que quiere encontrar a su hija.
Débora, de 36 años, ha vivido duras experiencias, incluida la pérdida de su pequeña hija, arrancada de sus brazos mientras vivía en la calle. Su encuentro con Leandro le dio un momento de alegría y esperanza, y una apariencia renovada para luchar por la justicia.